Cada vez que la lluvia cae sobre el suelo, se desprende un olor característico que impregna el ambiente alrededor. Un olor que resulta sumamente agradable para la mayoría de las personas, pero ¿quién o qué lo produce? ¿por qué en presencia de agua? ¡Te tenemos la respuesta!
De niños, cuando empezamos a tener contacto, por aquello de los juegos, con suelo húmedo, experimentamos por primera vez ese olor que no olvidamos y que cada vez que ocurre en la naturaleza sabemos que se debe a una única combinación: suelo (o comúnmente llamado tierra) + agua.
La verdad es que estamos rodeados de seres diminutos que no podemos ver a simple vista, pero que están en todos lados. Estos microorganismos están activos constantemente, es decir que se mantienen realizando cambios importantes sobre superficies que les brindan nutrientes, y se convierten en modificaciones que son fácilmente reconocidas por el ser humano. Ejemplos claros de los constantes cambios que realizan bacterias, hongos filamentosos (mal llamados mohos), levaduras, etc; podrían ser la transformación de azúcares de las uvas en alcohol (vino) o en ácido (yogur). Sin embargo hay un grupo de microorganismos que hasta hace un tiempo eran confundidos con los hongos por su forma al ser observados al microscopio, pero que ahora son reconocidos por la ciencia como Actinobacterias. Aunque hay diferentes tipos de microorganismos causantes de este suceso natural, este artículo se centrará en las Actinobacterias, al ser las principales causantes de este hecho.
Las Actinobacterias, más específicamente aquellas del género Streptomyces, producen unas sustancias que se han convertido en el terror de la industria del agua: geosmina y 2-metillisoborneol (2-MIB). Estas sustancias son catalogadas por el consumidor final de agua como indeseables por su sabor, y le cuestan a las empresas mucho dinero para su tratamiento. Es así como los microbiólogos de la década de los 50′ se dieron a la tarea de entender los mecanismos por los cuales el agua y el suelo adquiere el ya conocido olor a geosmina.
Pero… ¿bajo qué condiciones hay producción de geosmina?
Debido a que las Actinobacterias crecen de forma óptima entre 25-30°C, se creía que la producción de geosmina se daba sólo a estas temperaturas, pero ahora se sabe que entre los 4 y los 10°C también se produce, aunque en menores concentraciones, ¿o sino quién explica este fenómeno en ciudades como Bogotá? Pero no sólo se requiere de una temperatura específica, sino la presencia de oxígeno. Sumado a esto, se sabe que la producción de esta sustancia es una estrategia para asegurar las siguientes generaciones de esporas (estructuras reproductivas del microorganismo), ya que actúa como antibiótico en algunos casos. También es común asociar estos microorganismos a plantas en descomposición, sobre las cuales son capaces de crecer y producir olor a geosmina como fruto de su metabolismo.
Es así como la ecuación suelo + agua = olor característico, tiene sentido ahora. Las Actinobacterias ya están presentes en el suelo y pueden estar también en fuentes hídricas, asociadas a plantas en descomposición, o en lodos. Basta con que la temperatura sea adecuada y haya oxígeno disponible para que por el aire se propague ese olor que resulta sumamente agradable para la mayoría de nosotros, un olor que es producido por un ser vivo que ni siquiera podemos ver a simple vista, pero que está ahí, transformando todo a su alrededor.
Fuente consultada:
Asquith. E., Evans. C., Geary. P., Dunstan. R., Cole. B (2013) The role of Actinobacteria in taste and odour episodes involving geosmin and 2-methylisoborneol in aquatic environments. Journal of Water Supply: Research and Technology – AQUA 62.7:452-467.
Nutricionista Dietista y Microbiólogo de la PUJ. Junté grandes profesionales para hacer de este Portal, el medio más representativo del país en cuanto a educación en ciencia se refiere.